jueves, 26 de julio de 2012

ascensor polanco (:



Este es el único ascensor propiamente tal, ya que los otros son funiculares, aunque la palabra ascensor es genérica de Valparaíso. Éste fue construido en 1915 por el ingeniero Federico Page, quién también construyó los ascensores Espíritu Santo y el Reina Victoria.
El Ascensor Polanco se muestra a través de su torre a la ciudad, como un hito urbano que logra identificarse dentro de la Avenida Argentina, vía de conexión entre la entrada y salida de Valparaíso, en su sector norte.
Este ascensor es considerado uno de los más pintorescos de la ciudad ya que su acceso es a través de un túnel de 150 mts. de largo que conecta el único carro que asciende verticalmente 60 mts. el interior del cerro.
Su estación superior es un excelente mirador hacia los cerros y el sector Almendral.Su acceso se encuentra en una calle a pie de cerro que acoge al peatón y lo conduce hacia el cerro en forma gradual, sin forzar la subida por el ascensor, puesto que ofrece al porteño y al visitante la posibilidad de ascender en forma amable por las múltiples escaleras, paseos y lugares de descanso que se van presentando.
Dicha estación inferior, ubicada en calle Simpson, es la única en su tipo. Al fondo de esta calle, subiendo unos peldaños, se presenta la boca de un túnel peatonal de 2 mts. de ancho y 150 mts. de longitud, que conduce al ascensor.





Al final se llega a la estación para tomar los carros.Al entrar al túnel, se palpa un espacio rocoso, donde se siente fluir el agua por dentro del mismo cerro, en un recorrido largo e inesperado. Sólo se ve la iluminación natural por la boca del túnel, y una tenue línea de lámparas que transcurre a lo largo de todo el camino.
El ascensor tiene tres estaciones, una de ella es la que se encuentra al final del túnel, desde la que se sube por un pozo vertical hasta llegar a la calle Carballo, donde se encuentra la estación intermedia.Posteriormente se comienza a subir por el interior de la torre para llegar luego a la estación superior desde donde arranca un puente horizontal que comunica con el cerro Polanco. Desde la torre y el puente se puede observar con amplitud el plan de Valparaíso y parte de la bahía.
ALGO DE HISTORIA
La construcción del Ascensor Polanco fue llevada a cabo por la Compañía de Ascensores del Cerro Polanco, con un capital de 250.000 pesos. En ese entonces, 1916, los carros tenían capacidad para 28 pasajeros.
La municipalidad de Valparaíso, expropió el ascensor, ya que sus antiguos propietarios no manifiestan interés en explotarlo, luego de un desperfecto que lo paralizó. Tal expropiación se llevó a cabo luego de que el 21 de diciembre de 1976 fuera declarado monumento nacional.
El ascensor antes de su paralización sólo funcionaba hasta su estación intermedia ya que a raíz de un accidente, el puente que unía la parte superior de la torre con el cerro, había sido clausurado.La restauración estuvo a cargo de la dirección de proyectos de la municipalidad, cuyo jefe era el arquitecto Harken Jensen y estaba coordinada por el arquitecto Enrique Colombo.
La obra incluyó además el mejoramiento del entorno urbano de la calle Simpson, la cual demandó la inversión de más de 12 millones de pesos.El arquitecto Fernando Senerman, fue el encargado de la reparación del entorno del Ascensor Polanco, es decir la Calle Simpson el trabajo se realizó en piedra, cuidando siempre de presentar al exterior su cara limpia.

Se le dio un tratamiento especial al desplazamiento de agua, dándole distintos movimientos por tramos a la caída del agua. Esta maravilla es uno de los tres ascensores urbanos del mundo que se accede por cerro adentro.
ASPECTOS TÉCNICOS
La trama vertical del Ascensor Polanco es única en su tipo, y tiene un alto de 60° mts., con una capacidad para 8 personas por cada carro.
Su trama comienza en el túnel de 150 mts. de longitud, y luego sigue su recorrido ascendente a través del ascensor por un pozo vertical labrado en la roca con una torre de concreto armado de 18 mts. de altura. A su vez, el puente de la parte superior posee una longitud de 48 mts.

Feliz dìa del trabajador


                        El  día del Trabajador

En todo el mundo, el primero de mayo se conmemora el Día del Trabajo en honor de los Mártires de Chicago, obreros de una empresa estadounidense muertos en esa ciudad en el año de 1886, por llevar a cabo una huelga en demanda de una jornada laboral de ocho horas. 

 En julio de 1889 se realizó en París el Congreso Internacional con representantes de los trabajadores de varios países europeos, en el que decidieron crear la Segunda Internacional, una organización entre cuyos fines se encontraba el de propugnar por el establecimiento de una legislación laboral favorable a la clase obrera, La delegación francesa presentó la iniciativa para que se preservara en la memoria el sacrificio de los trabajadores caídos en la lucha por alcanzar las mejoras a las que todo trabajador tiene derecho. El Congreso aprobó la iniciativa y estableció que cada primero de mayo, las agrupaciones laborales efectuarían manifestaciones públicas, además de exigir mejoras en sus condiciones de vida. 


En México, a partir de la última década del siglo pasado, la conmemoración de esta fecha se inició en lugares cerrados. Y no fue sino hasta el presente siglo que, en 1913, la Casa del Obrero Mundial, organización de trabajadores mexicanos fundada el año anterior, realizó el primer desfile obrero en la capital del país. 

   La enorme manifestación, para su época, reunió a cerca de 25 mil trabajadores y artesanos de las más diversas actividades (ferrocarrileros, tejedores, carpinteros, zapateros, entre otros). La prensa de entonces daba la noticia de que el contingente inició el recorrido en la Plaza de la Constitución a las 10 de la mañana, pasando por Catedral y los portales de la plaza, para enfilarse por la calle de San Francisco -la actual Francisco I. Madero- y desembocar en la Alameda Central, donde realizaron un mitin en el Hemiciclo a Benito Juárez. 

La manifestación no fue el último acto de la jornada. Los trabajadores se trasladaron a la Cámara de Diputados para hacer llegar a los legisladores sus demandas más sentidas, entre las que se encontraban una jornada máxima de trabajo de ocho horas, indemnizaciones por accidentes laborales y el reconocimiento por parte de los patrones de sus organizaciones y dirigentes. No satisfechos, los contingentes obreros se trasladaron a la Plaza de Santa Catarina para rendir homenaje al héroe ferrocarrilero, Jesús García, quien en la población de Nacozari, Sonora, realizó la hazaña de desviar un tren cargado de dinamita a costa de su propia vida. La conmemoración del primero de mayo, de 1913, fue un día completo para los trabajadores mexicanos. 

Sin embargo, el gobierno del dictador Victoriano Huerta vio con profunda preocupación el incremento de las protestas y manifestaciones que siguieron a ese desfile, para acallarlas mandó encarcelar a varios dirigentes de la Casa del Obrero Mundial, lo que provocó un mayor impulso a las organizaciones de trabajadores. Al año siguiente, el primero de mayo se conmemoró con la fundación de la Confederación de Sindicatos del Distrito Federal. 

          El proceso de organización de los trabajadores mexicanos recibió un gran apoyo al promulgarse la Constitución Política de 1917, documento que introdujo, además de las garantías individuales, las garantías sociales. Con el artículo 123, relativo al trabajo y a la previsión social, se sentaron las bases para el establecimiento de mejores condiciones de vida para los obreros y sus familias, reconociéndoseles diversos derechos, como el de huelga y el de formar organizaciones para la defensa de sus intereses. 

En 1918, en la ciudad de Saltillo, Coahuila, se realizó un congreso que culminó con la fundación de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). El primero de mayo de 1919 esta organización, decidida a hacer valer los derechos laborales -a pesar de que con ello tuviera que enfrentarse al gobierno-, organizó por primera vez en su historia los actos conmemorativos de los Mártires de Chicago, actos que terminaron con el encarcelamiento de sus líderes. 

          Muchas adversidades sortearon los trabajadores y sus organizaciones, y fue durante la presidencia del general Álvaro Obregón en 1923, que la celebración del primero de mayo se instituyó como una fiesta de la clase obrera. En 1925 la CROM celebró el Día del Trabajo con un desfile obrero que tuvo como testigo de honor al presidente Plutarco Elías Calles. A partir de ese momento, se conmemora este día con diversos actos organizados Pro los principales sindicatos y confederaciones de trabajadores, en prácticamente todas las ciudades del país. 

 

Guadalupe Vicencio González